El BIM se utiliza para gestionar de forma óptima el diseño, mantenimiento y desmantelamiento de un activo y para optimizar todos los procesos, favoreciendo la colaboración y coordinación de todas las figuras y disciplinas implicadas.
Al contrario de lo que generalmente se piensa, las ventajas no solo están relacionadas con la fase de diseño, sino que también son evidentes en la gestión del producto.
El enfoque BIM mejora el trabajo de los profesionales, la calidad de los proyectos, la colaboración entre técnicos y el uso de recursos (tiempo, costes, etc.).
En resumen, podríamos decir que en comparación con un enfoque tradicional, el BIM sirve para mejorar:
- la colaboración entre profesionales;
- el control de interferencias y reducción de errores;
- la gestión de costes, tiempos y recursos;
- la visualización del resultado;
- la competitividad y calidad del proyecto;
- el mantenimiento efectivo;
- la óptima gestión de los activos inmobiliarios.